viernes, 15 de junio de 2012

La Educación

COLECTIVO DE ACCIÓN PEDAGÓGICA
Mes de Febrero 2012

Nos complace compartir con todos el Colectivo que realizamos en nuestra Institución, donde reflexionamos sobre la EDUCACIÓN QUE TENEMOS, LA EDUCACIÓN QUE ESPERAMOS Y tomamos conciencia de nuetsra VOCACIÓN DE EDUCADORES
al estilo del único Maestro: JESÚS.

Sabemos que enseñar es crear las posibilidades y espacios  para la construcción de conocimiento colectivo y en este proceso la educación emancipadora es una vía para la transformación social.

Ella requiere un discurso y una práctica comprometida y en sí congruente. Reconocemos que la transformación social está ampliamente reflejada en nuestros discursos académicos, pero no necesariamente en nuestra práctica docente. Aunque conscientes de nuestras limitaciones, no contamos muchas veces con las competencias necesarias para modificar nuestras formas de actuar como educadores.

En una sociedad que va creciendo a ritmo acelerado, imponiendo nuevos modelos y nuevas formas de concebir la familia, en la que los padres no se ocupan de sus hijos, declinando toda la responsabilidad de educarlos en los maestros la educación se presenta como una herramienta que genera cambios desde el enfoque social-cultural y político, fomentado por valores sólidos bajo miras de participación activa.

La educación que tenemos centra su atención en la formación integral de niñas, niños y adolescentes, teniendo como finalidad principal formar su conciencia histórica e identidad venezolana, sus potencialidades y habilidades para el pensamiento crítico, cooperativo, reflexivo y liberador que le permita, a través de la investigación, contribuir a la solución de problemas en la comunidad local, regional y nacional, de manera corresponsable y solidaria.

Al mismo tiempo esta educación humanista considera la realidad biopsicosocial de cada estudiante a través de proyectos educativos, a fin de que el conocimiento adquirido sirva como herramienta para una integración activa al sistema de producción de bienes y servicios para satisfacer las necesidades humanas, fortalecer el bien común y la propiedad colectiva con pertinencia sociocultural, que fortalezcan la economía social solidaria.

Pero lamentablemente podemos percibir que aunque la propuesta educativa, en muchos aspectos es acertada, hay un escaso afecto por las ciencias y poco entusiasmo y aprecio a las áreas de aprendizaje.

Desde este contexto la escuela, a partir de experiencias de aprendizaje en colectivo relacionadas con el contexto histórico social, debe favorecer una unidad entre la teoría y la práctica, desde una perspectiva social que permita contribuir en la formación de una nueva visión del trabajo, entendido como elemento que dignifica a la persona y como forma de trascender al plano social.

De esta manera, se cambiaría la concepción del hombre y la mujer como mercancía, expresada en el consumismo y en la necesidad de acumulación; por una concepción que parta de la autorrealización y de la felicidad del ser humano, como expresión de creatividad y talento.

Es por ello que esperamos una educación  de calidad que cumpla con los objetivos de fomentar y preservar la identidad cultural y ciudadana, que prepare a los jóvenes para afrontar exitosamente las exigencias sociales y personales con habilidad y destrezas necesarias para un desarrollo productivo, capaces de asumir retos con conciencia social y comprometidos con el avance del país y en la integración dentro de un mundo globalizado; en la que se prepare y valore eficazmente a los maestros y profesores como agentes importantes en el cambio y desarrollo de la sociedad.

Una educación basada en la inclusión de la familia en el proceso educativo de sus hijos. Integradora, participativa, creativa, que forme al individuo de manera sana tanto en lo afectivo, como en lo racional para que se pueda desarrollarse en un contexto cultural, viviendo los valores éticos y morales, logrando un equilibrio ideal entre el corazón y la mente.

Formar niños, jóvenes y personas con actitud reflexiva, crítica e independiente, con elevado interés por la actividad científica, humanista y artística; con una conciencia que les permita comprender, confrontar y verificar su realidad por sí mismos; que aprendan desde el entorno, para que sean cada vez más participativos, protagónicos y corresponsables de su actuación en la escuela, familia y comunidad.

Somos Docentes principalmente por vocación, porque consideramos que es una llamada de Dios para realizar la misión de transmitir, a los demás a través de nuestras palabras y acciones los valores y conocimientos necesarios para su desarrollo integral y orientarlos en el proceso de aprendizaje que los ayudará a tener una actitud protagónica, participativa, creativa, crítica y reflexiva. Esto nos permite aprender también de todos los que nos rodean. El gran llamado del Señor es enseñar a amar y a vivir como eje central de la educación de nuestros alumnos. Por lo tanto no quisimos dejar pasar nuestra vida sin haber aportado lo mejor de nuestra inteligencia para modelar mentes y corazones a favor de una sociedad más humana.

Por ello, con el firme convencimiento de que necesitamos una educación de calidad, la escuela está llamada a transformarse, ante todo, en lugar privilegiado de formación y promoción integral, mediante la asimilación sistemática y crítica de la cultura, cosa que logra mediante un encuentro vivo y vital con el patrimonio cultural. Esto supone que tal encuentro se realice en la escuela en forma de elaboración, es decir, confrontando e insertando los valores perennes en el contexto actual. En realidad, la cultura, para ser educativa, debe insertarse en los problemas del tiempo en el que se desarrolla la vida del joven. De esta manera, las distintas disciplinas han de presentar no sólo un saber por adquirir, sino también valores por asimilar y verdades por descubrir.

Constituye una responsabilidad estricta de la escuela, en cuanto institución educativa, poner de relieve la dimensión ética y religiosa de la cultura, precisamente con el fin de activar el dinamismo espiritual del sujeto y ayudarle a alcanzar la libertad ética que presupone y perfecciona a la psicológica. Pero, no se da libertad ética sino en la confrontación con los valores absolutos de los cuales depende el sentido y el valor de la vida del hombre. Aun en el ámbito de la educación, se manifiesta la tendencia a asumir la actualidad como parámetro de los valores, corriendo así el peligro de responder a aspiraciones transitorias y superficiales, y de perder de vista las exigencias más profundas del mundo contemporáneo. La educación humaniza y personaliza al ser humano cuando logra que éste desarrolle plenamente su pensamiento y su libertad, haciéndolo fructificar en hábitos de comprensión y en iniciativas de comunión con la totalidad del orden real. De esta manera, el ser humano humaniza su mundo, produce cultura, transforma la sociedad y construye la historia.

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